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La importancia de la salud mental perinatal: el caso del Hospital de Temuco

Belén Villanueva

 

Por : Belén Villanueva

Psiquiatra del Centro SerMujer.

Lo que si queremos es concientizar y visibilizar, sobre la necesidad de la creación de equipos multidiciplinarios (obstetras, ginecólogos , pediatras, neonatólogos, psicólogos/as y psiquiatras perinatales), que aborden la salud de la mujer  tanto física como mental de una manera  integral.

Hace unos días, nos enteramos por los medios de comunicación de una noticia que conmocionó a nuestro país. Una bebé de apenas cinco días de vida fue sustraída del lugar donde se encontraba hospitalizada junto a sus padres, generando una ola de preocupación y angustia.

La responsable de esta situación sería una mujer de 45 años, la cual, según la información publicada en distintos medios, contaba con antecedentes de trastornos de salud mental. Según declaraciones de su hijo Matías, su madre tenía antecedentes de un cuadro depresivo y había abandonado la medicación ya que se encontraba de 38 semanas de embarazo. Aparentemente, habría sufrido una pérdida de su bebé días previos al secuestro de la pequeña.

Lejos de realizar un diagnóstico y sólo basados en los distintos datos de las noticias, este caso abre muchas preguntas: ¿podría tratarse de una psicosis puerperal? ¿Hay dispositivos en los distintos hospitales y centros de salud con personal idóneo en salud mental perinatal para el abordaje y tratamiento de distintos trastornos de salud mental en el embarazo y en el puerperio?

Pero, ¿de qué hablamos cuando decimos psicosis puerperal? Si bien es un trastorno poco frecuente (1/1000 partos), se trata de una de las urgencias dentro de la psiquiatría perinatal. Dado que el embarazo y puerperio es un momento de altísima vulnerabilidad en la salud mental femenina, el riesgo de psicosis en las 4 semanas que siguen al parto es 23 veces más alto que en cualquier otro momento de la vida de la mujer. Aumenta aún más la probabilidad al padecer otros trastornos de base como trastorno bipolar, trastorno depresivo, entre otros.

Se caracteriza por un inicio brusco, repentino, con insomnio, gran confusión, alucinaciones (por ejemplo, escuchar voces que le dicen qué hacer), delirios que se centran principalmente en la relación madre e hijo, por ejemplo, la creencia de que el bebé no es suyo, que se lo han cambiado, o la negación de su existencia. En el caso de Paola, según palabras de su propio hijo: “cuando la encontramos le costaba entregar a la guagua, no creía que no fuese su bebé, no recordaba haber ido al hospital ni llevarse a la pequeña”.

Como se refería anteriormente, este tipo de diagnóstico es una urgencia en psiquiatría perinatal, con riesgo de suicidio e infanticidio, por lo cual el tratamiento de elección consiste en la hospitalización y abordaje psicofarmacológico.

Esta opinión no busca realizar un diagnóstico ya que se carecen de elementos necesarios y suficientes para ello. Lo que sí queremos es concientizar y visibilizar sobre la necesidad de la creación de equipos multidisciplinarios (obstetras, ginecólogos, pediatras, neonatólogos, psicólogos/as y psiquiatras perinatales) que aborden la salud de la mujer tanto física como mental de una manera integral. Derribar temas tabú como la demonización de la medicación psiquiátrica durante el embarazo y puerperio, la cual debe ser una decisión conjunta entre los padres y el profesional idóneo en el tema.

Incentivar la creación de más espacios de contención, en donde las pacientes no se sientan juzgadas y puedan animarse a consultar sobre temas como, por ejemplo, el duelo perinatal. Por último, la necesidad de acompañamiento y atención a las necesidades de salud mental de la familia, la cual fue víctima de esta situación, empatizando con el miedo y el sufrimiento vividos durante esas horas sin su bebé.

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