He acompañado a padres que temen decirle a sus parejas como vieron a su hij@, otros que durante la hospitalización siempre mantienen una postura más “positiva” inclusive en los diagnósticos más reservados. Muchos manifiestan confianza en su recuperación y en el equipo médico, eso les permite caminar con un poco menos de temor al encuentro con sus parejas.
La fragilidad evidente del recién nacido prematuro dentro de la incubadora permite a algunos padres acercarse y hablarles. Otros se quedan mirando los monitores y observan los detalles. Luego de los primeros días muchos no pueden volver a las visitas más que los fines de semana pues debe regresar a sus trabajos o cuidar de sus otros hijos. Los que son trabajadores independientes pueden estar más presentes, pero compensando con mayor carga laboral para mantener mayor estabilidad económica.
Hay padres que se centran en hacer todos los trámites. Algunas madres sienten que es porque les cuesta estar en el servicio de Neonatología . Sin duda hay algo de eso, es un lugar difícil de tolerar por sus sonidos e intensidad de trabajo, pero también con el tiempo he ido observando junto a las madres que los trámites son la forma que encuentran de “hacer algo” por sus hijos. Algo asi como lo que experimentan las madres cuando sus hijos ya pueden tomar la leche que se extraen, ya sea via una sonda o de una mamadera, para más adelante lograr llegar a tomar del pecho.
Muchos padres sienten temor de tocar a sus hijos, esto también ocurre con las madres pero ellas se recuperan más rápido de esta impresión frente a este cuerpo pequeño y de apariencia frágil. Los padres muchas veces temen a su “torpeza” física. Pero también he visto a padres que se “atreven” tempranamente y que en las pocas visitas que logran asistir, las madres los describen como cariñosos y comentan la respuesta de esos hijos a la voz y los brazos de ellos.
Los padres primerizos, o bien con hijos anteriores, inauguran en el servicio de neonatología una variabilidad de sentimientos y sensaciones. Temen por sus parejas y el impacto que pueda tener para ellas ver tan pequeño al bebé. Se alternan con la madre en ocupar el lugar de mayor preocupación y con ello logran sostenerse ambos. Porque vivir una paternidad en el servicio de neoantología es un desafío enorme y un duelo frente a lo que esperábamos que fuese.
Así como las madres muchas veces aluden a sus propias madres e historias de cuidado, los padres también están más disponibles para dar cuenta de aspectos de su propia historia. Preocupados por su hij@ buscan comprender lo que allí ocurre.
He escuchado a varios padres que plantean como principal peocupación que su pareja sea acompañada, temen por ella, y a veces son quiénes nos cuentan que esas madres no comen ni duermen bien.
La hospitalización temprana de un hijo con lleva altos montos de frustración, angustia y rabia, porque las cosas se “salieron de su cause” y muchas veces no hay explicaciones para ese parto prematuro. Los padres se enfrentan a las posibilidades que cada uno tiene para hacer frente a estos intensos sentimientos y por ello trabajar con ambos, juntos y por separado es fundamental. Lamentablemente el trabajo con ellos es menor, pero cuando es posible darle alguna continuidad el efecto en la salud de esa triada es visible, más aún en las hospitalizaciones prologadas.
Ese padre, que ha podido estar poco en la hospitalización, adquiere relevancia cuando está presente en el discurso de la madre; hace una diferencia para ella y para el bebé. Es ella la que nos cuenta de cómo le afecta al padre la lejanía con su hij@.
Los padres al alta médica, aun cuando hayamos tenido pocos espacios de acompañamiento presenciales, se muestran contentos y orgullosos; comparten su alegría.
Por supuesto que cada padre hace un recorrido particular durante la hospitalización de su hij@, estas son sólo algunas puntualizaciones que pretenden describir en algún sentido, al igual que la cita de Mathelein, lo que puede ser la experiencia de la hospitalización de un recien nacido y sus implicancias en la salud mental paterna. Porque al igual que las madres, los padres que transitan por la unidad quieren ser escuchados, compartir los avances de su hijo, hablar con alguien que conozca ese espacio que es el Servicio de neonatologia.
Esos padres, han pasado por una experiencia de parto de sus parejas en donde han sido testigos de cómo en un momento todo lo esperado se transformó en otra cosa. Tuvieron que tomar parte rápidamente, dividirse entre pareja e hij@, continuar ese vínculo con intervalos de dias sin verlo, temiendo por la salud mental de sus parejas y muchas veces olvidando o subestimando la propia.