por la psiquiatra Carolina Muñoz
La implementación de un postnatal de un año no solo brindaría un apoyo invaluable a las madres y sus familias, sino que también tendría un impacto duradero en la salud mental y el bienestar de mujeres y niños.
Hace aproximadamente un mes fue noticia la preocupación de autoridades chilenas por un descenso marcado en las tasas de natalidad en el país, lo cual reforzaba la idea de un envejecimiento cada vez más inminente de la población. En diversos medios se analizaron los múltiples factores que pudiesen explicar esta situación, tales como condiciones laborales desfavorables, jornadas poco flexibles tanto para madre como padres, falta de comprensión de la importancia que tienen los niños en nuestra sociedad y permisos post natales insuficientes y casi inexistentes.
Si bien en Chile cumplimos con las directrices de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) – que establece un mínimo de 14 semanas de permiso post natal- y que, somos uno de los países latinoamericanos con mayor cantidad de días de postnatal, estamos lejos de alcanzar e igualar a los países que garantizan permisos post natales de hasta un año e incluso más (por ejemplo:Croacia tiene 410 días).
La próxima semana se votará la admisibilidad el proyecto de ley que busca extender el actual postnatal de 5 meses y medio, hasta 1 año, con lo que estaríamos a nivel de países desarrollados e igualando por ejemplo el tiempo permitido en Reino Unido. En general, en estos lugares un tema es la posibilidad de extensión del postnatal y otro es la remuneración que acompaña al permiso.
Desde el punto de vista emocional, tanto para la madre como para el lactante sería beneficioso permanecer más tiempo juntos, ya que favorecerían los cuidados con su principal figura de apego en múltiples áreas, ayudando a forjar vínculos seguros y disminuyendo patologías tanto de salud mental como física.
Desde una mirada ecosistémica lo fundamental es sostener a la diada madre e hijo, para aquello requerimos hacer intervenciones sociales importantes, tanto en derechos laborales, educación poblacional, activación de redes de apoyo y acceso a salud. Parece lógico pero, el contar con derechos tan básicos como sala cuna o permisos postnatales, disminuye brechas y a largo plazo incluso mejora el desempeño laboral.
Para quienes trabajamos en el área de salud mental es sumamente frecuente ver mujeres que desarrollan sintomatología ansiosa durante su periodo postnatal, siendo perpetuado por algunos de los factores previamente mencionados. A pesar de conocer los beneficios potenciales de extensión de postnatal, los médicos debemos regirnos estrictamente por el decreto número 3 que legisla la emisión de licencias médicas, con lo cual es legal emitirlas sólo en casos estrictamente necesarios donde esté mermado el desempeño de actividades diarias.
En conclusión, como especialista, considero que la implementación de un postnatal de un año no solo brindaría un apoyo invaluable a las madres y sus familias, sino que también tendría un impacto duradero en la salud mental y el bienestar de mujeres y niños. El primer año de vida es fundamental, y garantizar un entorno de cuidado y estabilidad durante este periodo es esencial para el desarrollo saludable de la próxima generación.
Columna publicada en El Mostrador https://www.elmostrador.cl/braga/yo-opino/2024/08/11/el-primer-ano-de-vida/