8M: Maternar desde la fortaleza, no desde el miedo


Por Paz Bravo, psicóloga perinatal

Siempre supe que los números no eran lo mío. Matemáticas era (y es) un lenguaje inentendible para mí. Cuando estudiaba psicología los ramos de estadísticas fueron una locura. Afortunadamente poseo otras habilidades y conocimientos que me han permitido aprender y disfrutar de mi profesión. 

Me formé y trabajé muchos años como psicóloga infantil, especializándome en la temática de abuso sexual. Tremendo, durísimo, remecedor. Luego de mi primera hija, renuncié a mi trabajo y nunca más volví a temáticas de abuso. Eso creía yo.

Actualmente llevo más de 10 años en el área de la perinatalidad, trabajando solo con mujeres y me siento tremendamente afortunada y satisfecha con lo que hago.

Pero algo pasaba. Constantemente me aparecían y aparecen sensaciones de que hay algo por ahí que me hacía ruido… Cuando comprendí que el embarazo, el parto y la lactancia eran parte del continuo de nuestra vida sexual… es que hice el link y empecé a preguntar (de manera respetuosa, en la medida que se afianzaba el vínculo, etc.) sobre experiencias abusivas… No necesité de números, ni de estadísticas, ni tablas para comprender que el porcentaje, la probabilidad o como queramos nombrarlo de historias de abusos sexuales en mujeres es altísimo. Algunas mujeres tienen certezas y recuerdos vívidos de esas experiencias, otras sensaciones y recuerdos vagos, a otras se les activa el recuerdo durante su gestación, o al empezar a visualizar el parto, o cuando tienen que regresar al trabajo y tienen que depositar el cuidado de sus hijos e hijas en manos de otra persona.

Asi como abordamos temáticas vinculares, laborales, familiares, de pareja… me cuestiono por qué no nos hacemos cargo de esta otra arista que es parte de la experiencia de la gran mayoría de las mujeres. Abrumadora mayoría me atrevo a decir. Por cierto que para abordarlo y abrir el tema es fundamental formarnos, nombrar, visibilizar…

No da lo mismo maternar desde el miedo que desde la fortaleza que nos puede traer la reparación.

Si bien la historia nos muestra lo difícil que es cambiar el paradigma y que el poder se redistribuya… hemos dado “pasitos de bebé” en la adquisición de derechos en educación, patrimoniales, cívicos… estamos al debe en derechos sobre nuestros cuerpos, sobre cuándo, cuántos y con quién gestar (si así lo deseamos), sobre parir, sobre maternar, sobre criar.

Espero que este 8M pueda ser un momento de reflexión, de cuestionar, de marchar…que continúe en abril, mayo, junio… 

No necesitamos de formación, estudios o matemáticas para saber que las experiencias abusivas que atraviesan a las mujeres de manera transversal existe. 

Necesitamos igualdad, equidad, respeto, solidaridad, y no bajar los brazos en la lucha contra la discriminación y la violencia. Esto es, cambiar el paradigma.

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